En la búsqueda de soluciones eficaces de desinfección frente al coronavirus SARS-CoV-2 el ozono ha cobrado un especial protagonismo. Es uno de los oxidantes más potentes de la naturaleza, con un gran alcance, ya que al ser un gas, logra llegar a todos los rincones. Además, la desinfección con ozono no daña los materiales que se tratan, por las bajas concentraciones de O3 y los bajos tiempos de exposición que son requeridos. Tampoco deja residuos químicos tras su uso y es una opción más sostenible. Cabe destacar también su eficacia como desodorizante al eliminar malos olores. No entraña ningún riesgo para las personas.